miércoles, 30 de abril de 2008

Gestión de Riesgos: Risk appetite

A la hora de valorar los riesgos, existen tres parámetros importantes que se han de tener en cuenta: la probabilidad de ocurrencia, su impacto y su proximidad.

La probabilidad de ocurrencia de un riesgo nos permite definir hasta qué punto es factible que dicha incertidumbre se convierta en una realidad. ¿Es igual de probable que un terremoto se produzca en la zona donde se encuentra el centro de datos de la empresa o que se vaya la luz en horas de alto consumo?

El impacto de un riesgo analiza las consecuencias de la ocurrencia de dicho riesgo en todos los aspectos posibles, incluido recursos humanos, materiales y cualquier otro elementos que pueda producir pérdidas de cualquier tipo. En un proyecto se consideraría cómo afecta esta ocurrencia al coste o al tiempo planificado. Para su tratamiento se pueden establecer una escala fija como bajo, medio y alto, asignándoles un valor numérico a cada punto de la escala.

Estos dos elementos son los que se consideran cuando se decide qué tolerancia se va a soportar en relación a los riesgos, es decir, qué niveles de impacto y probabilidad son aceptables y cuáles se han de tratar. Para ello, habitualmente se utiliza una gráfica con dos ejes que representan dichos conceptos, en la cuál se localizan los riesgos. Se traza un límite en dicha gráfica que definirá qué riesgos han de ser tratados y cuáles son aceptables.

Esta tolerancia a los riesgos es lo que se denomina Risk Appetite.

Otros elementos que se utilizan son las gráficas de perfil de riesgos. En dichas gráficas se representa la severidad de un riesgo, que consiste en el producto del impacto por la probabilidad.
El perfil de riesgos consiste en la suma de la severidad de todos los riesgos y representa la severidad acumulada que afronta el proyecto o la unidad organizacional. Este mismo perfil se va recalculando según se definen e implementan contramedidas. Un ejemplo se puede encontrar en esta web.

Finalmente, es importante tener en cuenta la proximidad a la hora de tratar los riesgos. Este parámetro indica en qué momento se puede producir un riesgo, lo que facilita añadir qué riesgos son urgentes, una vez sabemos su importancia.

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