lunes, 14 de abril de 2008

The Apprentice: Gestión de un Restaurante

Por fin he visto el último capítulo de The Apprentice a través de la web de la BBC. En él los participantes, divididos de nuevo en hombres vs. mujeres, tenían como misión convertir un Pub durante un día (almuerzo y cena) en un restaurante temático y obtener el máximo beneficio, para lo que disponían de un presupuesto inicial y una lista de proveedores de alimentos.

En esta ocasión perdieron los hombres que decidieron optar por un tema sencillo como es montar un restaurante italiano frente a las mujeres que lo hicieron muy bien con comida india. Los principales problemas del equipo masculino fueron:

1) Nula gestión de compras con un gasto excesivo en la alimentación y en el marketing. El gasto en alimentación se debió a que no realizaron los pedidos el primer día con lo que tuvieron que realizar las compras en un supermercado en vez de acudir a los proveedores.
2) Fallo al establecer los márgenes comerciales (precio del menú vs. gastos realizados).
Lo que resultó en que facturaron más que el otro equipo, pero tuvieron la mitad de beneficio.

Algunas acciones podrían haberse completado para evitar los problemas mencionados anteriormente.
1) Una correcta planificación de tareas con plazos habría permitido detectar los límites de plazos para tratar con proveedores y la necesidad de cerrar las tareas en un tiempo determinado (identificando las tareas críticas). El gasto en alimentación se habría reducido, incrementando el beneficio final. Además, el equipo masculino optó por gastar una cantidad mayor de dinero en marketing (menús especiales con la bandera de Italia) lo cual debería haber repercutido en el precio final del producto.
2) Otro error de planificación básico en el que se decidió el precio de los platos del menú y se imprimió el mismo sin conocer siquiera el coste de los productos que se debían comprar.

Para ambas partes, una planificación basada en producto hubiera facilitado una clara solución.

Cabe destacar que el equipo femenino, aunque cometió errores que le impidieron servir el almuerzo, realizó algunas acciones muy originales como:

- Vender el día anterior vales de descuento para la cena (por ejemplo: a 3 EUR un descuento de 5 EUR) con lo que antes de empezar a hacer nada ya disponían de un beneficio asegurado. Algunos de los compradores ni siquiera se presentaron a cenar.
- Todas las acciones de marketing les salieron gratis ya que convencieron a los distintos proveedores locales de imprimirles los vales y dejarles los elementos decorativos y trajes para la cena a cambio de poner publicidad de sus distintos comercios.

El expulsado fue el jefe de proyecto que se empeñó en culpar al único que se había atrevido a decirle que debían basar sus decisiones en datos, datos, datos.

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